¿QUÉ ES LA MASTERIZACIÓN?

 
La masterización, también conocida como mastering, básicamente consiste en tomar una grabación ya mezclada en un estudio y prepararla para su duplicación. Es el proceso de convertir una colección de canciones dentro de una grabación haciendo que suenen en conjunto dentro de un mismo tono, volumen y tiempo (espacio entre canción y canción).

Para hacer mas comprensible el concepto de masterización vamos a enumerar una serie de objetivos que se pretenden conseguir con este proceso, para ello debemos imaginar que tenemos un grupo de canciones que han sido previamente grabadas y mezcladas en un estudio de grabación, en nuestro estudio de mastering conseguiremos lo siguiente:

Ø      reducir la fatiga acústica

Ø      el ingeniero percibe la mezcla de una manera mas objetiva, exacta y global en todo su conjunto

Ø      se le da un orden y progresión lógica a todas las pistas

Ø      se obtiene una sensación de uniformidad, coherencia y naturalidad en todo el material sonoro

Ø      se tiene la certeza de que dicho material se escuchara lo mejor posible en el mayor numero de equipos de reproducción y ámbitos de escucha, desde equipos de estudio profesionales hasta sistemas muy inferiores: discotecas, hi-fi, radiocassettes, etc...

Básicamente se mejora el material sonoro de forma espectacular.

Por supuesto esta definición es un simple resumen para entender la actividad que vamos a desempeñar, no queremos que nuestro proyecto se convierta en una guía didáctica sobre como masterizar.

Como hemos podido observar la masterización ocupa casi un ultimo lugar dentro del proceso de la producción musical, pero no por tener este puesto es el menos importante, al contrario, la masterización es sin duda el paso mas importante en la creación de un disco. Quizás por esta importancia y dado el grado de complejidad profesional que posee no existan tantos estudios dedicados exclusivamente al mastering.




¿cuál es el objetivo de la masterización?

En primer lugar, conseguir uniformidad entre las pistas, de forma que no existan grandes diferencias de sonido dentro de un mismo trabajo; conseguir que suenen igual en cualquier equipo de audio, corrigiendo peaks que han pasado desapercibidos en los monitores de referencia usados en las mezclas; y ganar algunos dB de volumen medio.

 


En este último punto hay una gran polémica, pero esta nueva tendencia de subir al máximo el volumen de una canción tiene su explicación en la psicoacústica. Para el oído humano, una canción que tiene más volumen que otra es percibida como mejor de forma inconsciente. Este curioso efecto es el motivo por el que se tiende a comprimir y limitar al máximo posible cada pista, consiguiendo, en muchos casos, que la pieza pierda toda la dinámica, siendo este un terrible error.

A la hora de decidir masterizar tus pistas, te aconsejo que tengas en cuenta los siguientes aspectos:

- Nunca se debe masterizar sin descansar los oídos. Unos oídos viciados tenderán a destacar frecuencias en la mezcla.

- Unos monitores de campo cercano no son lo más apropiado para masterizar, al no ofrecer una respuesta clara y amplia de todo el espectro.

- No deberías nunca masterizar tus propias mezclas, puesto que hay detalles que ya pasas por alto por el vicio de escucharlos una y otra vez. Por tanto, lo mejor es recurrir a un buen profesional (siempre que se pueda).

Las condiciones ideales de masterización distan en muchos casos de la mayoría de los estudios de grabación de cualquier categoría. Para estos menesteres se requiere una sala tratada acústicamente, para ofrecer una respuesta equilibrada en todas las frecuencias. No se trata de crear una cámara anecoica; consiste en evitar realces de frecuencias y rebotes dañinos para una correcta audición.

Los altavoces son un punto clave: necesitamos escuchar todas las frecuencias sin coloraciones. Es un error habitual en los monitores de campo cercano y, en menor medida, en los de medio campo, su incapacidad para reproducir frecuencias graves, siendo atenuadas las frecuencias por debajo de los 70 Hz. Por tanto, unos monitores de campo lejano, multivía y habitualmente empotrados, serían el punto de partida ideal para la masterización. Es muy importante, además, disponer de parlantes de distintos tamaños y calidades para poder chequear el material en condiciones cercanas a las que dispondrá el receptor final.

La gran polémica surge en cuanto a qué elementos (y en qué orden son adecuados) para una masterización. Sin duda, hay cosas fundamentales que no deben faltar en una cadena de masterización: un ecualizador, un compresor y un limitador, y a veces es muy utilizado un excitador aural, pero la gran pregunta es ¿software o hardware? La respuesta: da igual, pero ha de ser de primera calidad. Hoy en día, la solución software es la que ofrece mejor relación calidad-precio. Un ecualizador mediocre, o un compresor de baja calidad, pueden destrozar una mezcla. En cualquier caso, la clave de todo el proceso es que la masterización no arregla una mala mezcla.

A continuación haré una pequeña descripción de los elementos básicos en una cadena de masterización.


La normalización

Uno de los objetivos principales de la masterización de un disco es que las canciones sean percibidas a un mismo nivel medio. Cuando empiezas el ajuste de varias pistas, el primer paso lógico es normalizarlas de forma que el peak de volumen más grande coincida con el máximo permitido. En principio, esto es innecesario puesto que, mediante la compresión y limitación, vamos a ajustar las pistas para que suenen todas a un volumen medio similar y al normalizar podemos perder sutilezas. Sólo cuando una pista muestre un volumen demasiado bajo se requeriría una normalización. Además, en ese caso, si la pista fue mezclada a 16 bits, la normalización puede aumentar el nivel general del ruido de la pista, con lo que es más conveniente volver a la mezcla y subir el nivel de la mezcla.


Compresión multibanda

Con un compresor multibanda se pueden hacer ajustes muy precisos sobre las distintas bandas. Son útiles para destacar o atenuar instrumentos o frecuencias descontroladas. La diferencia más importante con la ecualización es que la ecualización recorta las frecuencias seleccionadas en todos los casos, mientras que un compresor ajustado a una banda de frecuencias sólo actuará cuando el volumen de esa banda supera el umbral establecido. El compresor multibanda es muy útil para retocar el equilibrio espectral.

Excitador aural

Este elemento fue utilizado ampliamente en el pasado. Cuando la tecnología musical no era tan avanzada, las mezclas eran bastante opacas y llegó a ser tan imprescindible que su inventor sólo los alquilaba. Su principio activo se basa en la restauración de armónicos perdidos durante el proceso de la mezcla, añadiendo brillo. En la actualidad, basándose en el mismo principio, han aparecido un nuevo tipo de excitadores que añaden presencia en el espectro de los graves o incluso los que permiten la selección de la frecuencia central. Con la mejora de los procesos de grabación y mezcla, su uso ya no está tan justificado, aunque en muy pequeña cantidad puede añadir ese brillo que suele faltar en los masters. Es un efecto con el que es muy fácil pasarse, porque el oído se acostumbra muy rápidamente y se tiende a añadir más de lo necesario.

Los medidores

Para poder ajustar el nivel entre canciones, es necesario usar medidores fiables. Los vu meters incorporados en las mesas de mezclas y en los programas suelen ser medidores que reaccionan muy rápido a los transitorios, ideales para evitar distorsión y saturación que, por otro lado, es tan peligrosa en la grabación digital y aparece en cuanto superas los 0 dB. Realmente, nuestro oído no escucha así. Aunque tengamos dos canciones cuyos peaks máximos llegan al mismo nivel, el volumen medio puede ser diferente. Para poder medir eso, es necesario la utilización de medidores que funcionen en modo RMS (Root Mean Square). Una medidor en modo RMS proporciona el valor eficaz del volumen. Esta forma de medir es más parecida a la forma que tiene el oído humano de escuchar, motivo, además, por el que los medidores analógicos se siguen usando aún en nuestros días.